jueves, 8 de febrero de 2007

Lista de Espera

Dirigida por Juan Carlos Tabío, con Vladimir Cruz, Thaimi Alvariño, Jorge Perugorría, Saturnino García, Alina Rodríguez, Antonio Valero.

España-Cuba-Mexico. 2000

Lista de espera nos sitúa en una estación de ómnibus en el medio de la nada. O mejor, en el centro de una encrucijada. A un costado el mar Caribe, con las aguas azules y las arenas blancas que año tras año convocan a millares de turistas. A su lado, esa peculiar versión de la pobreza, o de la escasez extrema, que campea en Cuba: muy de tanto en tanto pasa una guagua (así les dicen a los autobuses) por la estación; y las pocas que pasan vienen completas o con un solo asiento libre, lo que desata feroces pujas entre los que ansían regresar a casa. La gente, cuyo destino es La Habana o Santiago de Cuba, se acumula en la terminal. Y espera. La terminal tiene su propia guagua –una añosa cafetera importada de la "órbita soviética"– pero está fundida. O lo que es igual: carece de una pieza que los checoslovacos ya no envían más.




El punto de partida del quinto largometraje de Juan Carlos Tabío (codirector de Fresa y chocolate junto al también cubano Tomás Gutiérrez Alea) es sumamente interesante. Recrea uno de los típicos calvarios de la Cuba actual: en las terminales reales las personas se agolpan kafkianamente para soportar largas esperas como esta. El film también se apoya en una ecuación fatal: la escasez de medios frente a necesidades múltiples provoca conflictos entre los seres humanos. Y la necesidad de transportarse no es moco de pavo, sino la condición para comer y descansar en forma (en una mesa y una cama propias, las de casa). Como si percibiera que esa dignidad esencial es lo que la larga espera pone en jaque, alguien grita a poco de iniciado el film: "¿Este es un país socialista o capitalista?" De algún modo, todo lo que resta de Lista de espera intentará dar con la respuesta. En este sentido, el gran mérito de la película –que es bastante despareja y larga– es que se interroga con mucha franqueza. Más aun: Tabío parece haber notado que, al final de cuentas, no es tan sencillo responder esa pregunta. Pero eso no lo priva de formularse otras preguntas en el camino, ni de tomar posición. Es decir, de aportar respuestas, pequeñas y/o parciales, pero respuestas al fin. Hay que aclarar ya mismo que esta impresión surge de la totalidad del film, y muy especialmente de su tramo postrero (ulterior a una vigorosa vuelta de tuerca) y no de cada una de sus partes sueltas, algunas de las cuales están llamadas a irritar, o cuanto menos a fatigar al espectador. Vamos, lo que estoy diciendo es que esta no es una obra maestra sino una obra irregular, pero valiente y fresca.


No esta en "Dominio Público", pero alguien la colgo en GoogleVideo.Mientras dure...

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